martes, 31 de julio de 2018

Monfragüe, el gran parque extremeño (II)


Los ecosistemas del Parque.

Seguimos nuestro paseo por el Parque Nacional hablando de la variedad de ecosistemas; matorrales, bosques, pastizales, dehesas y riberas constituyen las unidades ecológicas más importantes de Monfragüe. A continuación las analizaremos para ver como funcionan sus comunidades biológicas.


La dehesa. La dehesa que rodea el gran parque es un bosque abierto, ahuecado, un bosque relativamente joven, de tan solo mil años, creado por el hombre. Siglos de contínua actuación humana fue transformando el primigenio bosque mediterráneo, talas de árboles para carpintería y ebanistería, carbón para calentar los fríos inviernos. El pastoreo necesario para alimentar a las personas, los incendioslas plagas, el laboreo cíclico o los periodos de sequías fueron reduciendo la extensión forestal a manchas de bosque cerrado, cada vez más escasas y en lugares más inaccesibles.


Ganado doméstico en la dehesa.

Repito que la dehesa constituye un bosque abierto, donde los árboles no llegan a tocarse con sus ramas los unos con los otros, donde la luz del sol -y el calor- penetran hasta el suelo. Es un bosque en equilibrio entre el hombre y la naturaleza que ofrece recursos todo el año (madera, flores, frutos...), un bosque de gran valor natural, característico del cuadrante suroccidental de la Península Ibérica.




Las distintas especies de ganado, con su pisoteo, sus gustos alimentarios y su acción fertilizante van conformando el pasto, verdadera esencia de la dehesa; así el ganado caprino es más dado al ramoneo que el ganado ovino, más exquisito con el tipo de forraje. El ganado porcino, tan ligado a este bosque, se alimenta de raíces y del fruto de las encinas en temporada de montanera. El ganado bobino con su fuerte pisoteo y su alimentación contribuyen a que el bosque primigenio no invada, de nuevo, el terreno.



Una dehesa en equilibrio gravita sobre dos ejes, el pasto los árboles. En una dehesa desequilibrada, el matorral y la vegetación arbustiva irán ganado terreno al pasto, invadiendo el terreno progresivamente y restaurando el bosque originario, cerrado y denso, que en su día fue.

El atractivo de Monfragüe se fundamenta en conservar la diversidad de comunidades, siendo la dehesa una muestra de bosque sostenible, de calidad, muy complejo y unos de los pocos ejemplos de transformación inteligente del hombre sobre la naturaleza, donde el ganado doméstico cohabita con especies de alto valor faunístico tales como águilas imperiales, cigüeñas negras, ciervos, buitres negros, meloncillos, jinetas...


Vista desde el mirador de la Báscula.

El bosque mediterráneo:  En aquellos enclaves mas abruptos, de más difícil acceso, allí donde no llega el ganado doméstico ni sufre la presión del hombre, el matorral irá restaurando el bosque primigenio, denso y cerrado.


 Vista del castillo de Monfragüe. 
La denominación del lugar que hoy conocemos como Monfragüe debe su nombre a los romanos, que llamaron estas tierras "Mons Fragorum" (Monte fragoso/monte denso) lo que da idea de la naturaleza salvaje y accidentada de la zona.




Detalle de la flor de la Jara pringosa.

Los suelos de Monfragüe son difíciles y la humedad es escasa durante más de 6 meses, presentando una cubierta vegetal persistente, fundamentalmente leñosa, con matorral y arbolado. Unos de los arbustos más abundantes, sobre todo en suelos ácidos es la Jara (género cistus), vive en suelos pobres,en zonas secas y soleadas. Las haces de jara se utilizaban para cocer pan en los hornos o para hacer un tipo de carbón llamado "cisco" para cocinar y braseros.



Otros arbustos que encontramos son el Brezo, la Brecina (tipo de brezo más rastreo), la retama, el durillo o el labiérnago (arbusto parecido al olivo). Importa señalar a las orquídeas como elementos vegetales más importantes del gran parque.



En el arbolado, la especie dominante es la encina (Quercus ilex), junto con el acornocal (Quercus suber), el madroñal (Arbutus unedos), los acebuches (Olea sylvestris). El árbol es el elemento fundamental del bosque y los bosques de encinares resultan casi interminables, siendo uno de los mejores ejemplos de este ecosistema que queda en la Península ibérica, ecosistema -el bosque mediterráneo- que llegó a ocupar el 70% de la superficie peninsular.

Mención especial merece el Almez o Horanzo que se encuentra en la población de Villarreal de San Carlos y que esta declarado Árbol Singular de Extremadura. 


 Río Tajo (caudal bajo).

El río: El medio acuático es la tercera unidad ecológica, junto con las dehesas y el bosque mediterráneo, que compone el Parque Nacional. El agua posibilita las condiciones ambientales para que Monfragüe conserve su riqueza biológica. El protagonista absoluto es el poderoso río Tajo, al que se le une otra gran masa de agua, el río Tiétar, y multitud de pequeños arroyos. Por el territorio del Parque Nacional fluye también el río Almonte, cuyas características únicas justifican un entrada en este blog.


 Río Tajo (caudal alto)

Si decíamos que las dehesas es el resultado de la acción prolongada del hombre, el cauce del río Tajo, a su paso por Extremadura, se presenta embalsado, dividido en secciones por un sistema de presas y represas artificiales, por lo que sus crecidas ya no son naturales o estacionales, sino que se regulan a voluntad de los intereses del hombre. 


  Meandro río Tiétar.

En la actualidad, el Tajo presenta un cauce ancho, sus márgenes están tapizadas de una cubierta vegetal exuberante de arbolado y matorral arbustivo y leñoso, aunque las riberas están desprovistas de vegetación debido a la fluctuación de la altura de las aguas.


Presa del río Tiétar vista desde el mirador de la Malavuelta

 En la imagen superior, la presa del río Tiétar. Los pequeños arroyos que irrigan el parque Nacional si cuentan con sotos y vegetación ribereña bien conservada, conformando bosques-galerías de gran riqueza. 



El medio acuático esta provisto de una gran variedad de organismos, entre los cuales las algas plantónicas y bentónicas como productores primarios. Como productores secundarios, los peces, y pequeños crustáceos, que a su vez, sirven de nutrimento a un elevado número de ictiófagos del Parque, como las Garzas reales, el Martín pescador, las Cigüeñas negras...  



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