martes, 7 de marzo de 2017

La nutria de río (Segunda parte).


La nutria de río (Lutra lutra), con cuya imagen encabezo la entrada de este martes, me ha permitido sentir la mayor emoción que he vivido en mis observaciones de campo. En éstas breves líneas, en las que pretendo mostrar las actividades biológicas de nuestro protagonista de hoy, -la nutria común-, resumo, lo que fueron largas jornadas de búsqueda del mustélido. Condenso en escasos párrafos muchas madrugadas, moviéndome a lo largo y ancho de varios ríos y arroyos, tiritando aún bajo el invierno. Horas de infructuosa espera, días sin resultado alguno. Comprenderán ustedes entonces mi emoción al contemplar, al estar cerca de una nutria de río.



Notas de campo: Estoy en lo alto de una terrera que me permite ver un amplio recodo del río. El viento y una lluvia fina, pulverizada, empapa el objetivo de la cámara (Fotografía 1). Hace frío esa mañana de enero pero decido ir al territorio de un grupo de nutrias para poder filmarlas. El vaho que sale del agua da al río un aspecto primigenio, entre la bruma distingo la estilizada silueta de una Garza real (Ardea cinerea), un poco mas allá, un galápago leproso (Mauremys leprosa) nada con parsimonia, ajeno a la insistente lluvia. (Fotografías 2 y 3).

                                          Fotografía 1.

                                Fotografía 2.


                                           Fotografía 3.

Es una larga espera en silencio. En el río, la nutria es la pieza reina del cazador fotográfico. Pensaba yo esa mañana en las nutrias, que suelen recorrer su territorio, - de unos 15 km. de río-, junto con sus crías, como si pudieran decir; mira bien este tramo de río, porque éste es el tuyo. Tu serás la reina de este mundo acuático, conocerás al tranquilo galápago y al hermoso martín pescador, verás a la altiva garza y a los ánades viajeros que vienen del norte. Este es tu río.



Pensaba en estas cosas cuando, de pronto, puedo distinguir una ondas en el agua, unas burbujas que rompen la superficie de río y que delatan la presencia del mustélido (Fotografía 4). La emoción se dispara. Me quedo inmóvil, con la mirada fija en las esperanzadoras burbujas, soportando las inclemencias del tiempo. De repente, una fugaz presencia, mi nutria nadando despreocupadamente cerca de las aneas, a pocos metros de mi. ¿Cómo describir al lector esta sensación?.


                                          Fotografía 4.      




La nutria parecía ajena a mi presencia, este era su río, era su mundo. Yo estaba inmóvil en la terrera del río, como si una invisible fuerza me impidiera mover los músculos de mi cuerpo, me dispuse a observar a la criatura semiacuática. Parecía disfrutar de la pulverizada lluvia, se sumergía en las turbias aguas para volver a emerger, segundos más tarde, en cualquier parte de su mundo.




¿Hasta cuándo la nutria estaría nadando cerca de donde yo estaba? cada vez que se sumergía la misma sensación de intranquilidad, un escalofrío recorría mi espalda, volvería a emerger cerca o desaparecería en las turbias aguas tan de repente como vino. La ansiedad, la alegría y la sorpresa escapa a toda descripción.



Me he levantado al alba, he recorrido el río, no me arredro ante los fríos del invierno y he soportado la inclemente lluvia por solo ver a la reina del río nadando libre. Entonces pienso; al cuerno con el frío y la lluvia, mi corazón está con la nutria.

                               Fotografía 5.

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