En éste capítulo de la serie dedicada al gran felino de nuestras serranías y espesuras, el amigo de éste blog podrá descubrir y maravillarse con una especie amenazada, al que la transformación territorial y la presión del hombre, ha expulsado de sus antiguas áreas. Una auténtica reliquia zoológica.
Hay científicos que afirman que los linces o "gato clavo" (Lynx pardinus) eran abundantísimos en la Península Ibérica. Basan esta afirmación, en la abundancia en la Península de sus presas naturales, los conejos (Oryctolagus cuniculus). Otros estudios científicos, afirman que el lince ibérico siempre ha sido muy escaso. Ante estas afirmaciones confusas y contradictorias, lo cierto es que el lince ibérico inicia su declive a mediados del s.XX y que varios factores incidieron éste ocaso: la transformación agrícola, la fragmentación del territorio por las carreteras y vías férreas, embalses, núcleos urbanos venenos y, quizás por encima de estos factores, uno especialmente: la mixomatosis del conejo.
El lince y el conejo.
No puedo hablar del lince ibérico sin añadir algunas notas sobre su presa natural, el conejo (Oryctolagus cuniculus). Éstos lagoformos eran, antaño, abudantisimos en la Península Ibérica y constituían la base de la cadena trófica, de ellos se alimentaban multitud de depredadores: linces, zorros, meloncillos, águilas imperiales, búhos reales, azores, perdiceras...
La mixomatosis, una enfermedad creada en el laboratorio por el hombre, e introducida en la especie para combatir sus daños (en algunos países -Australia, Chile... el conejo es una plaga) redujo considerablemente las poblaciones de conejos, dejando sin presas a sus cazadores naturales y comprometiendo la supervivencia de éstos últimos.
Los conejos presentan una importante vida social, formando grupos familiares que viven en galerías excavadas bajo tierra (llamados "vivares"), alimentándose en los pastos cercanos a los vivares. Recordaran ustedes que la semana pasada decíamos que el Lince ibérico era un depredador especialista, cuya presa principal era el conejo y que éste constituía un 85-95 % de su alimentación.
Otras enfermedades víricas han atacado a las poblaciones de conejos, que escasean, por los que los programas (muy costosos) de cría en cautividad y reintroducción del lince ibérico deben de ir acompañado, previa y necesariamente, por un programa de reintroducción de conejos que asegure al depredador especialista su supervivencia.
Distribución de los linces.
Hay cuatro especies de linces, todos ellos caracterizados por las orejas "pinceladas" y la cola corta: el lince americano o canadiense (Lynx canadensis), el lince rojo (Lynx rufus), el lince euroasiático o siberiano (Lynx lynx) y nuestro protagonista, el lince ibérico (Lynx pardina).
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