Esta es la mirada escrutadora, incisiva y aguda de una de nuestras últimas águilas imperiales (Aquila adalberti). Una reliquia zoológica, que estuvo cerca de la extinción.
La tragedia de la imperial; El Águila imperial ibérica (Aquila adalberti) era abundante en la Península Ibérica, estaba presente en gran parte del bosque mediterráneo. Este poderoso predador de conejos y perdices, ocupa el vértice de la pirámide trófica, sin embargo, ya en el s.XIX comenzó el declive de la majestuosa rapaz. Hoy les hablaré de la historia trágica, triste, de uno de nuestros endemismos taxonómicos más representativos.
El ocaso de las imperiales comienza con la transformación agrícola. En el s.XIX, la principal actividad económica era la agricultura, de tal forma que dos terceras partes de la población española trabajaba en el campo. Las maquinarias transformaron rápidamente el territorio de las Águilas imperiales, testigos del declive del bosque mediterráneo y comienzo del auge de los campos de cultivos.
A principios del XX, se crearon nuevos núcleos de población, que aumentaron la presión sobre la poderosa rapaz. Se construyeron embalses que alteraron el territorio. Centrales hidroeléctricas, cuyas líneas y tendidos eléctricos, supusieron un gran factor que pusieron en peligro la población de las águilas.
La colisión en vuelo con los tendidos eléctricos es una de las causas que se ha cobrado un mayor número de ejemplares.
En esos años, se consideraban a las águilas, y a todas las rapaces en general, como alimañas. Era frecuente que los dueños de los cotos de caza eliminasen a estos predadores de especies cinegéticas, como el conejo o la perdiz. Existía, entonces, la figura del "alimañero", gentes conocedoras del campo que eliminaban la águilas, los lobos, los zorros, las urracas y todas las especies consideradas "dañinas".
Otros factores que influyeron en el declive de esta especie, a principios y mediados del s.XX, fue la demanda de ejemplares naturalizados y la recogida de sus huevos con destinos a colecciones, tanto nacionales como internacionales.
Otro factor que influyó sobremanera en la suerte de esta emblemática especie es la merma de las poblaciones de sus presas naturales; conejo. La mixomatosis, una enfermedad creada en el laboratorio por el hombre, e introducida en la especie para combatir sus daños (en algunos países -Australia, Chile... el conejo es una plaga) redujo considerablemente las poblaciones de conejos, dejando sin presas a sus cazadores naturales y comprometiendo la supervivencia de éstos últimos.
Todos estos factores llevaron a la especie al borde de la extinción, una de las cuatro aves de presa más amenazadas del mundo y la más amenazada de Europa, hoy presente en solamente cinco Comunidades Autónomas del centro/sur oeste peninsular.
A día hoy, las amenazas mas importantes para la especie son las molestias causadas cerca de los nidos, que estropean puestas, las caídas de los polluelos del nido, las enfermedades, que en poblaciones tan reducidas pueden ocasionar estragos en la especie o el cambio climático en el que estamos inmersos, modifica poco a poco los hábitos de las especies, entre ellos, las aves.
Desde mediados del s. XX, una activa concienciación pública, estudios y campañas de sensibilización juegan un papel activo en la recuperación de la especie, que ha dejado de percibirse como una alimaña.
La imperial lucha por mantenerse, su población aumenta en un 4% anual (entorno a 250 parejas). Se utiliza la "técnica hacking" (que prometo explicarles en otra ocasión) para asegurar la población así como la reintroducción de las poblaciones de conejos en el bosque mediterráneo.
Ésta, que les he contado, es la tragedia de la poderosa águila, la más majestuosa de nuestras aves. Ésta es la mirada escrutadora, incisiva y aguda de una de nuestras últimas águilas imperiales (Aquila adalberti). Una reliquia zoológica, que estuvo cerca de la extinción. Miren a los ojos de la altiva rapaz, porque sin no hacemos un esfuerzo de concienciación, nuestros hijos ya no podrán mirarla.
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