martes, 24 de octubre de 2017

El jabalí (Primera parte)


Orden: Artiodáctilo, familia Suidae, genero Sus

Si atendemos a los datos, parece que la densidad de las poblaciones de jabalíes (Sus scrofa) en Extremadura está en aumento. Bastaría con leer los datos de las Jefaturas de Tráfico de Cáceres y Badajoz que muestran un aumento del 97 %, desde el 2013 al 2016, de los siniestros provocados en las carreteras de la región por esta especie (de 248 a 491), para comprobar que cada día resultan más abundante. Sin embargo, son relativamente desconocidos estos suidos, por los que hoy, les presento al jabalí.

Morfología: Mamífero de mediano tamaño presenta, como todos los suidos, una cabeza grande y alargada, terminada en un portentoso hocico. El sentido del olfato esta muy desarrollado en los jabalíes que emplean para hozar en el bosque en busca de bulbos, raíces, invertebrados, detectar predadores... y que compensa una visión ciertamente deficiente. En lo más profundo del bosque, donde la maleza oculta los rayos del sol y crece una vegetación alta, resulta poco ventajoso un buen sentido de la vista




De dentición especializada, poseen, como bien saben los monteros y cazadores, cuatro colmillos muy desarrollados y afilados, conocidos como "navajas". Los cuartos delanteros están más desarrollados que los cuartos traseros, más reducidos. Artiodáctilos, poseen en las pezuñas dos dedos pares delante y dos detrás. De piel muy gruesa, paquidermos, con placas en los costados que los protege de las "navajas" de sus congéneres en las peleas nupciales.



Los pelos "cerdas" son largos y gruesos, negros. El color de la pelaje o capa varia en función de la edad del individuo, los jóvenes presentan una librea rayada longitudinal lo que les da el nombre de "rayones", a los meses se oscurece la capa a un tono rojizo, se les llama entonces "bermejos" y después al pelaje de adulto, entrecano o negro. Una larga cola y unas orejas erigidas proporcionan a éstos suidos un gran sentido del oído, conforman el aspecto de éste magnífico animal.

Hábitat: Esta especie se adapta bien a todas las situaciones y ecosistemas, se los puede encontrar desde el monte cerrado hasta los entornos periurbanos donde encuentran alimento fácilmente en las basuras de los hombres.




Biología: Mamífero de gran tamaño, las hembras pesan hasta 65 kg mientras que los machos suelen pesar entre 70 y 90 kg, incluso superar los "verracos" más de 100 kg. Excursus: en fechas tan recientes como el pasado día 22 de octubre de 2017, se mató en Rivadedeva (Asturias) un ejemplar de 185 kg. El 1 de octubre de 2017, en Artajona (Navarra), se mato un ejemplar de casi 150 kg.



Animal notablemente fecundo, (las hembras pueden quedar preñadas en su primero o segundo año de vida, a partir de 30 kg) en los meses de noviembre y diciembre, las hembras entran en celo durante unos 23 días, momento en el cual los machos luchan entre sí en terribles peleas nupciales. Los jabalíes presentan, preferentemente, actividad crepuscular o nocturna. El periodo de parto se extiende entre enero y abril, aunque pueden  producirse en otra época del año. La camada suele ser de 4-5 ejemplares.



Los jabalíes emplean mucho tiempo en el cuidado de su epitelio, empleando cortezas de árboles y piedras para el rascado o desparasitado de la piel, así como gustan de frecuentes baños de barros, conocidos por los monteros como "bañas", que les sirve tanto para su regulación térmica como a propósitos territorialistas o sanitarios.




Alimentación: Omnívoro, cualidad ésta que favorece el aumento de su población. Su dieta es principalmente vegetal; hierba, raíces, tubérculos, bellotas y frutos... Pueden comer huevos, trufas, setas, lombrices, alacranes, reptiles, aves, roedores... La composición de su dieta difiere según época del año y región donde se encuentre. La búsqueda de estos alimentos subterráneos para los que emplea su prodigioso olfato producen las  características hozaduras en el terreno.



Amenazas: Especie cinegética, no se encuentra amenazada.

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martes, 17 de octubre de 2017

las strigiformes

    Buho real o gran duque. (Bubo bubo)

Hablaré hoy de las Strigiformes, las aves que tienen forma de "Strix-igis", vocablo latino que significa ave nocturna [que según la mitología chupaba la sangre a los niños]//vampiro//lechuza. Por consiguiente, son éstas strigiformes las rapaces nocturnas que tienen forma de lechuza o de búho.

   Mochuelo europeo  (Athene noctua)

En la Península Ibérica hay 7 especies representativas del género Strigiformes, a saber: Búho real (Bubo bubo), el Búho chico (Asio otus), el Cárabo común (Strix aluco), la lechuza (Tyto alba), el mochuelo europeo (Athene noctua), la lechuza campestre (Asio flammeus) y el Autillo (Otus scops).

    Búho chico (Asio otus).

A su vez, y por simplificar al amigo de este blog ésta aproximación a las rapaces nocturnas, podemos agrupar estas strigiformes según sean de hábitos forestales o de hábitos agrarios: Las de hábitos forestales son el Buho real, el Buho chico y el Cárabo común mientras que las de gustos agrícolas son las Lechuzas, los mochuelos europeos y el autillo.

 Mochuelo europeo

Esta distinción entre las rapaces nocturnas de gustos forestales y las moradoras de zonas agrarias no resulta baladí, toda vez que se observa que las poblaciones de rapaces nocturnas forestales están en franca recuperación, mientras que las que viven en entornos urbanizados o agrícolas están en declive, sobre todo debido al uso de pesticidas en los campos, escasez de lugares donde nidificar o restauración de edificios.

                                          Búho real


Se divide el orden de los strigiformes en dos clados: los Strigidae: Búho real (Bubo bubo), el Búho chico (Asio otus), el Cárabo común (Strix aluco) mochuelo europeo (Athene noctua) y el Autillo (Otus scops) y los Tytonidae; la lechuza (Tyto alba).

A esa hora incierta en la cual el sol se va poniendo y las sombras alargadas de la noche van cubriendo la tierra, a esa hora de penumbras y los pequeños animales buscan refugio en sus madrigueras y escondites en lo más oculto del bosque mediterráneo, a esa hora, digo, las strigiformes comienzan su jornada de caza.



Si observamos una rapaz nocturna descubriremos una adaptación asombrosa: llama poderosamente la atención unos grandes y limpios ojos, los más penetrantes y agudos entre las rapaces, especializados para ver en condiciones sin luz. Otros sentidos completan su adaptación a la oscuridad, los oídos capaces de localizar con precisión la fuente del sonido producido por una musaraña en la hojarasca. El mimetismo pardo, moteado, camufla a estos predadores con su entorno, los penachos del búho real o del búho chico rompen su silueta. Las plumas desflecadas capacitan a estas rapaces para un vuelo silencioso al batir sus alas.


                                        Detalle de las alas y las garras de un Mochuelo europeo

El búho real o duque, es el más grande de nuestro búhos, capaz de depredar presas tales como zorros, conejos o gatos monteses, el mas pequeño es el autillo, que viene en primavera desde África para criar aquí y depreda sobre insectos. Las strigiformes son grandes aliados del equilibrio natural que controlan las poblaciones de pequeños mamíferos e insectos.

                                                   Detalle pluma desflecada de búho real

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martes, 10 de octubre de 2017

Las aves migratorias. La cigüeña negra (Segunda parte)


En estos convulsos días, donde los recientes acontecimientos político-sociales del llamado desafío secesionista de Cataluña parecen agitar o estremecer cada parcela de lo cotidiano, podemos permitirnos, amigo lector, olvidarnos, aunque sea solo por unos instantes, de la inquietante realidad geopolítica actual y mirar (y admirar) a una hermosa ave que nos visita cada estío, la cigüeña negra (Ciconia nigra).




Notas de campo. Hablaba yo, la semana pasada, sobre la biología de la emblemática cigüeña negra (Ciconia nigra). Ave migratoria que, ajena a fronteras políticas creadas por el hombre, nos visita  cada febrero/abril desde el África subsahariana para criar a su prole en una dehesa extremeña.  Porque las cigüeñas negras no entienden de las fronteras creadas por el hombre, esas líneas que trazamos sobre la piel de la tierra y que separan un territorio determinado que tiene en común una lengua, o una religión, o unas determinadas costumbres de otro territorio determinado.



Viendo a la pareja de cigüeñas negras de la Portilla del Tietar que había venido, -como llevan haciendo desde hace millones de años-, desde el África subsahariana, pensaba yo en que las cigüeñas negras habían volado sobre multitud de naciones y de estados diferentes con los que el hombre ha "parcelado" la corteza terrestre. Cada una de esas naciones y esos estados son soberanos de un territorio mas o menos amplio, cada una de esas naciones y esos estados tienen una bandera distinta. Hemos encerrado el mundo.



Viendo a la pareja de cigüeñas negras de la Portilla del Tietar pensaba yo, esa mañana, en estas cosas y pensaba en el sinsentido del nacionalismo, cualquier nacionalismo. Qué absurdo es el independentismo, tan atado a la idea de territorialidad y tan alejado de una visión del mundo natural.





Viendo a la pareja de cigüeñas negras de la Portilla del Tietar pensaba en que la soberbia humana ha parcelado la tierra en continentes, en países, en regiones, hemos parcelado los océanos, hemos parcelado los vientos y sin embargo, una simple y humilde pareja de cigüeñas negras habían volado hasta Extremadura -como llevan haciendo desde hace millones de años-, desde el África subsahariana. Porque para las cigüeñas negras solo existe una tierra, la tierra. La tierra como un grano de polvo suspendido en la inmensa negrura cósmica, único lugar conocido donde la vida se ha abierto camino en millones de formas distintas.




Viendo a la pareja de cigüeñas negras de la Portilla del Tietar pensaba que no hay más nacionalismos que ese grano de polvo común a toda la especie humana. Hasta otro día.



Mira ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestro hogar. Eso somos nosotros. Ahí ha vivido todo aquel de quien hayas oído hablar alguna vez, todos los seres humanos que han existido. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cada cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y cada campesino, cada joven pareja enamorada, cada niño esperanzado, cada madre y cada padre, cada inventor y explorador, cada maestro moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y cada pecador en la historia de nuestra especie vivió ahí: en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol. La Tierra es un muy pequeño escenario en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de un lugar del punto sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra parte del punto. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestros posicionamientos, nuestra supuesta importancia, el espejismo de que ocupamos una posición privilegiada en el universo … Todo eso lo pone en cuestión ese punto de luz pálida. Nuestro planeta es un solitario grano de polvo en la gran penumbra cósmica que todo lo envuelve. En nuestra oscuridad —en toda esa inmensidad—, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. Dependemos sólo de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar, aún no. Nos guste o no, en este momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos. Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad, y yo añadiría que también forja el carácter. En mi opinión, no hay mejor demostración de la locura que es la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo. Para mí, recalca la responsabilidad que tenemos de tratarnos los unos a los otros con más amabilidad y compasión, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que jamás hemos conocido.
Carl Sagan (9 de noviembre de 1934 – 20 de diciembre de 1996)

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martes, 3 de octubre de 2017

Las aves migratorias. La cigüeña negra (Primera parte)


Orden Ciconiiformes: familia ciconiidae

Hoy les presento uno de los habitantes más hermosos y representativos del bosque mediterráneo, la más primitiva de las diecinueve especies que conforman el género ciconiidae; hoy les presento a la cigüeña negra (Ciconia nigra).

Morfología: ¿Quién no ha visto nunca la silueta estilizada de una cigüeña?. Las cigüeñas negras  (Ciconia nigra) presentan una llamativa librea negra, de tonos verdosos/púrpura irisdiscentes en cabeza, cuello y parte dorsal. El pico de las ciconiidae es largo, puntiagudo y fuerte, que emplean como una daga, de color rojo (los juveniles presentan un pico de color pardo). Rojo son las partes que rodean el ojo y rojas son las largas patas de éstas zancudas.



                                          Diferencias cromáticas entre cigüeña blanca y cigüeña negra

En vuelo, la parte ventral de las cigüeñas negras es blanca, formando un pentágono, como contrapunto (heliógrafo) de las alas largas, rectangulares y completamente negras, que les diferencia de sus emblemáticos parientes, las cigüeñas blancas o comunes, que presentan plumas negras en las rémiges primarias y secundarias por toda la banda alar.



Aves de gran tamaño, algo inferiores a sus parientes las cigüeñas comunes, alcanzan una longitud de unos 100 cm., y una envergadura alar de unos 205 cm.

No existe dimorfismo sexual, machos algo más grandes. Ejemplares juveniles con picos verdes y color mas pardo.

Hábitat: Bien conocido por los lectores amigos de este espacio son los gustos urbanos de las cigüeñas blancas, habitantes comunes de los campanarios de nuestros pueblos y ciudades. Por el contrario, las cigüeñas negras son aves sumamente esquivas y tímidas, que gustan de habitar ecosistemas muy específicos; generalmente roquedos solitarios, en zonas espesas de monte mediterráneos, cerca de masas de aguas. Ave de humedal.

                                          Cigüeña Blanca

Una de las parejas que mejor conozco reside en un cortado fluvial, un roquedo natural que forma una pequeña oquedad que protege al ave de la intemperie (lluvia, sol) en el edénico paraje de la Portilla del Tietar, que el lector ya conoce.

                                          Cigüeña negra fotografiada en la Portilla

                                          La portilla del Tietar.

Esta pareja anida cada año es esta zona, al menos desde 1996, junto a buitre leonados y alimoches.

                                          Buitre leonado
                                          alimoche


Biología: Ave migratoria, (aunque hay ejemplares residentes) utiliza el llamado paso de primavera (febrero/abril) para visitar la Península Ibérica desde sus dominio africanos. El cuadrante suroccidental de la Península Ibérica resulta su área de cría, Algo mas de 500 parejas nidifican en la Península Ibérica. El nido es una amplia plataforma de palos entrelazados, alfombrados de hierba o musgo, que suelen ser reutilizados durante años. La puesta la conforman de 2 a 6 huevos, de color blanco calcáreos. La incubación de los mismos se realiza tanto por el macho como por la hembra, durante unos 38 días.

    Cigüeña negra en Sierra Morena

Alimentación: La alimentación de las aves determina su morfología. En el caso de la cigüeña negra, una alimentación sobre todo de ictiofauna, determina los rasgos del ave, largos tarsos de la zancuda,  pico afilado como una daga, fuertes músculos en el cuello. Se alimentan de ranas, peces, culebras de aguas, cangrejos, pequeños mamíferos... por lo que es común observarlas junto con otras piscívoras como Garzas Reales o Martines pescadores

Cigüeña negra
Garza Real


Amenazas: La población de cigüeñas negras se encuentra en recuperación en la actualidad, habiendo colonizado nuevos territorios. Los factores de riesgos para esta especie, junto con los comunes a otras especies como sería la degradación de su hábitat, destaca las molestias cerca de los nidos, en las dehesas los descorches de los alcornocales, choques con tendidos eléctricos, la contaminación de las aguas o la presión de las actividades humanas.



Protección en Extremadura: En España, se incluye esta especie en el Libro Rojo en la categoría de vulnerable. En Extremadura, tiene la máxima protección, estando la especie catalogada en la categoría "en peligro de extinción".

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