Me dispongo a dar continuidad en este espacio al resumen que hacíamos de la comunidad viviente de la Portilla del Tietar, una variada y singular fauna que desarrolla su periplo biológico en el transcurso de un año.
Procede ahora que les recuerde, como si fuera una serie novelada, que estábamos en el mes de febrero en la Portilla del Tietar, donde las cuarcitas se asoman en el espejo de las aguas tranquilas del río Tietar, cerca ya de donde se encuentra con el río Tajo.
Les describía yo como en febrero las enamoradas parejas de buitres leonados trabajan sin descanso en la construcción de sus amplias plataformas de ramas entrelazadas. Los nidos. Resulta un espectáculo sorprendente ver a los enormes alados arrancar y transportar -en las pinzas de sus picos- las ramas de retamas, situadas en las cercanías del cortado de la Portilla. Este es un mes donde los ecos de los grandes carroñeros resuenan por doquier.
Detalle de buitre prospectando material de construcción del nido
Estamos ya en el mes de abril, hemos dejamos atrás la estación fría, el duro invierno y la primavera empieza a calentar la buitrera. Los días más largos y cálidos conllevan una explosión de vida en el monte mediterráneo. Observamos a la pareja buitres leonados con un pollo, grande y bien nutrido, con su blanco plumón que se empieza a asomar, curioso, a su mundo de paredes verticales.
El polluelo es cebado regularmente a medida que va creciendo durante los siguientes 6 meses que permanecerá en el nido. Los buitres no transportan la comida en la pinza de sus picos o en sus garras como otras aves de presa sino que transportan el alimento en su buche, hasta 3 kilos de comida. Una vez en el nido, la regurgitan para cebar al polluelo.
Detalle de nido y polluelo de buitre leonado
En abril, los polluelos de la colonia de los buitres observan las siluetas gráciles de otras criaturas que retornan desde el África. Observan a la esquiva Cigüeña negra, que anida en un roquedo cercano. También llega desde sus cuarteles africanos el alimoche.
Cigüeña negra fotografiado en la Portilla del Tietar en abril de 2017
Alimoche fotografiado en la Portilla del Tietar en abril de 2017
El polluelo de buitre leonado se desarrollará lentamente. Se embarcará en su primer vuelo a las 20 semanas y terminará alcanzando longitudes que frisan los 100 centímetros y una envergadura alar de unos 280 cm., el impresionante ave llegará a pesar de 6 a 9 kilos. Pero dejemos en este punto al polluelo, hasta otro mes.
Todas las fotografías son del autor del blog quedando prohibida su reproducción sin su expreso consentimiento.
Procede ahora que les recuerde, como si fuera una serie novelada, que estábamos en el mes de febrero en la Portilla del Tietar, donde las cuarcitas se asoman en el espejo de las aguas tranquilas del río Tietar, cerca ya de donde se encuentra con el río Tajo.
Les describía yo como en febrero las enamoradas parejas de buitres leonados trabajan sin descanso en la construcción de sus amplias plataformas de ramas entrelazadas. Los nidos. Resulta un espectáculo sorprendente ver a los enormes alados arrancar y transportar -en las pinzas de sus picos- las ramas de retamas, situadas en las cercanías del cortado de la Portilla. Este es un mes donde los ecos de los grandes carroñeros resuenan por doquier.
Estamos ya en el mes de abril, hemos dejamos atrás la estación fría, el duro invierno y la primavera empieza a calentar la buitrera. Los días más largos y cálidos conllevan una explosión de vida en el monte mediterráneo. Observamos a la pareja buitres leonados con un pollo, grande y bien nutrido, con su blanco plumón que se empieza a asomar, curioso, a su mundo de paredes verticales.
El polluelo es cebado regularmente a medida que va creciendo durante los siguientes 6 meses que permanecerá en el nido. Los buitres no transportan la comida en la pinza de sus picos o en sus garras como otras aves de presa sino que transportan el alimento en su buche, hasta 3 kilos de comida. Una vez en el nido, la regurgitan para cebar al polluelo.
Detalle de nido y polluelo de buitre leonado
En abril, los polluelos de la colonia de los buitres observan las siluetas gráciles de otras criaturas que retornan desde el África. Observan a la esquiva Cigüeña negra, que anida en un roquedo cercano. También llega desde sus cuarteles africanos el alimoche.
Cigüeña negra fotografiado en la Portilla del Tietar en abril de 2017
Alimoche fotografiado en la Portilla del Tietar en abril de 2017
El polluelo de buitre leonado se desarrollará lentamente. Se embarcará en su primer vuelo a las 20 semanas y terminará alcanzando longitudes que frisan los 100 centímetros y una envergadura alar de unos 280 cm., el impresionante ave llegará a pesar de 6 a 9 kilos. Pero dejemos en este punto al polluelo, hasta otro mes.
Todas las fotografías son del autor del blog quedando prohibida su reproducción sin su expreso consentimiento.